marski

  Muchas mujeres ignoran quién es Nippur de Lagash. No tienen idea de quién es Alack Sinner o Giuseppe Bergman y Pratt o Crumb les pueden parecer marcas de galletitas. A mí no. Yo crecí leyendo el D´Artagnan y El Tony, a la par de muchos libros clásicos, que eran tratados con la misma irreverencia, ya que “Clásico no es un libro que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad.” (Borges) Los libros no son un objeto sagrado de adoración, son un lugar donde la gente entra a descubrir el universo desde la mirada de otros. Y leyendo, me imagino estos mundos, esta gente, sus historias, su manera de bailar, amar y reírse. Cuando se lee a Homero, se oyen los bronces chocando en batallas, y el canto de las sirenas; cuando se abre “1984” imaginamos un Gran Hermano que nos vigila. Estos dibujos son, en definitiva, una carta de amor a los libros, que me abrieron unive

Prólogo Después de 10 años en la montaña, hablando sólo con el sol, su águila y su serpiente, Zaratustra decide bajar y regalarnos su sabiduría del amigo. “la mujer no es todavía capaz de amistad” Pues te diré, Federico, que nuestras amigas son nuestro espejo, nuestro “otro sí mismo”. A N. le hubiera venido bien una amiga, creo. Los despreciadores del cuerpo. “El cuerpo es una gran razón, una pluralidad dotada de un único sentido, una guerra y una paz, un rebaño y un pastor.” Apreciemos la increíble maravilla que son nuestros cuerpos, que son uno con el espíritu Prólogo,2 Al bajar la montaña, Z. encuentra un ermitaño que “no ha oído nada de que Dios ha muerto” “Hago canciones y las canto, y al hacerlas, río, lloro y gruño:así alabo a Dios” Del árbol de la montaña. Los hombres y los árboles, cuanto más intentan erguirse hacia la altura y hacia la luz, tanto más profundamente hunden sus raíces en el suelo, hacia lo oscuro, hacia lo hondo, hacia el mal Zara