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Mostrando entradas de junio, 2019

fragmento de "la escritura del dios", Borges, El aleph

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En ese afán estaba cuando recordé que el jaguar era uno de los atributos del dios.           Entonces mi alma se llenó de piedad. Imaginé la primera mañana del tiempo, imaginé a mi dios confiando el mensaje a la piel viva de los jaguares, que se amarían y se engendrarían sin fin, en cavernas, en cañaverales, en islas, para que los últimos hombres lo recibieran. Imaginé esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados y a los rebaños para conservar un dibujo. En la otra celda había un jaguar; en su vecindad percibí una confirmación  de mi conjetura y un secreto favor           Dediqué largos años a aprender el orden y la configuración de las manchas. Cada ciega jornada me concedía un instante de luz, y así pude fijar en la mente las negras formas que tachaban el pelaje amarillo. Algunas incluían puntos; otras formaban rayas trasversales en la cara interior de las piernas; otras, anulares, se repetían. Acaso eran un mismo sonido o una

Fragmento de "el sur", Borges, Ficciones

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En el hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos.    Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil (…) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa.  Entró. Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica)  y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal,  porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante.

Los Tigres del Annam. El libro de los seres imaginarios

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Para los annamitas, tigres o genios personificados por tigres rigen los rumbos del espacio. El Tigre Rojo preside el Sur (que está en lo alto de los mapas); le corresponden el estío y el fuego. El Tigre Negro preside el Norte; le corresponden el invierno y el agua.
 El Tigre Azul preside el Oriente; le corresponden la primavera y las plantas. El Tigre Blanco preside el Occidente; le corresponden el otoño y los metales.
 Sobre estos Tigres Cardinales hay otro tigre, el Tigre Amarillo, que gobierna a los  otros... y está en el Centro, como el Emperador está en el centro de China y China está en el centro del mundo. (Por eso la llaman el Imperio Central; por eso, ocupa el centro del mapamundi que el Padre Ricci, de la Compañía de Jesús, trazó a fines del siglo XVI para instruir a los chinos.) Lao Tse ha encomendado a los Cinco Tigres la misión de guerrear contra los demonios.

Los dos reyes y los dos laberintos (Borges- el aleph)

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Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia... ...que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto,... ...donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia

un animal soñado por Poe (fragmento- el libro de seres imaginarios)

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En su Relato de Arthur Gordon Pym, de Nantucket , publicado en 1938, Edgar Allan Poe atribuyó a las islas antárticas una fauna asombrosa pero creíble.  Así, en el capítulo XVIII se lee: Recogimos una rama con frutos rojos, como los del espino, y el cuerpo de un animal terrestre, de conformación singular. Tres pies de largo y seis pulgadas de alto tendría; las cuatro patas eran cortas y estaban guarnecidas de agudas garras de color escarlata, de una materia semejante al coral. El pelo era parejo y sedoso, y perfectamente blanco. La cola era puntiaguda, como de rata y tendría un pie y medio de longitud. La cabeza parecía de gato, con excepción de las orejas, que eran caídas, como las de un sabueso. Los dientes eran del mismo escarlata de las garras.